PARA UN JOVEN QUE DESEA HONRAR A SU PADRE Y A SU MADRE

No es bueno dejar de desear ser una buena persona al final de cada día, aún cuando la conciencia sometida a examen parezca una sentencia en contra. Honrar a los padres siempre será un camino fiable para rectificar nuestras realizaciones y hacer madurar nuestras aspiraciones, su afinado sentido sobre lo humano tiene la fuerza para dar una forma más acertada a lo que muchas veces tenemos que enfrentarnos sin experiencia.

Frecuentemente he visto a mis padres preocupados por ser grandes en la paternidad,  creo que verdaderamente sienten que este don los ha puesto “a la altura de Dios”, Padre de todos, y ello me ha puesto en marcha hacia la prometedora condición del hijo agradecido. Un dicho muy frecuente en nuestras familias dice «nadie enseña a ser padre» y podría haber uno que dijera «nadie enseña a ser hijo», sin embargo considero que la ciencia del amor ha llevado a muchos a probar la delicia de una paternidad feliz y creo que es la misma clave para una dichosa filiación.

Creo que a quienes les ha sido perdonada la vida o la han salvado en un instante prodigioso, pueden hacerse una idea de lo maravilloso que debió haber sido el momento en que la recibieron por medio de sus padres. De ellos la recibimos y ellos nos ayudan a conservarla incesantemente, no sólo en el ámbito del crecimiento físico, sino también en el espiritual, al punto que lo que somos está en gran medida pautado por nuestros papás y más aún, lo que es la sociedad tiene un referente próximo en ellos.

En estos términos, sí que parece importante honrar al padre y a la madre pero, ¿cómo se les honra? Reconociéndoles como padres mediante el cariño, el servicio desinteresado, la atención, previniendo sus deseos, solicitando su consejo, aceptando sus amonestaciones; incluso  “solicitar un permiso, agradecer y pedir perdón” son formas muy auténticas de honrarlos. Quien así obra encontrará caminos mejores y dormirá tranquilo para comenzar la mañana siguiente con el renuevo propio de las buenas personas.

 

Seminarista: Luis Jesús Olmos Prieto. (I Teología)