El pasado 25 de julio se cumplieron 47 años de la publicación de la Encíclica Humanae vitae del Beato Pablo VI. El teólogo Aurelio Fernández, cronista durante el Concilio Vaticano II y buen conocedor de aquellos años de pontificado de Pablo VI, reconoció que vistas las consecuencias de la revolución sexual, la encíclica del Papa fue un documento profético: «Después de tantos años, se puede comprobar que la que tiene un verdadero concepto de lo que es la persona humana es la Iglesia católica. Hoy, las antropologías están rotas: se dice que el hombre no es más que un saco de genes, o que es un proyecto de gran simio… Quien tiene el verdadero concepto de lo que es la persona, de lo que es la libertad, de lo que es el matrimonio, de lo que es la sexualidad humana… es el cristianismo. Y, ahí, Pablo VI acertó; y su pensamiento lo desarrolló muy bien san Juan Pablo II con la Teología del cuerpo. La Humanae vitae fue un texto profético. De tal forma que hoy, aunque muchos tienen la ilusión de que el Papa Francisco revise toda la doctrina de la Iglesia sobre la sexualidad, estoy convencido de que no lo va a hacer. Hay que tener en cuenta hasta dónde han llegado las consecuencias de la revolución sexual, con la ideología de género: el sexo depende de una elección personal, no hay hombre ni mujer, no hay ni padre ni madre, no hay matrimonio ni familia… Y todo eso, garantizado por la ley, incluso despreciando lo que llaman el matrimonio tradicional».
Redactó: Alejandro de Jesús López Flores (II de filosofía)